lunes, 16 de mayo de 2011

El fenómeno social de las "Tribus Urbanas"

El efecto globalizante que está abarcando el planeta está generando una mixtura de culturas, saberes, aficiones, deleites, rituales, pasiones, aberraciones y animadversiones, suscitando así la mutación del cuerpo social en una variedad de idiosincrasias híbridas las cuales han venido gestando una prolífera gama de subculturas dentro de la cotidianidad social juvenil.

La condición tercermundista de nuestra nación, su geopolítica y el cada vez menos timorato esnobismo, han desencadenado una alienación cultural ejercida en mayor proporción por la corriente occidental, lo cual ha redundado en una tardía postmodernidad que contradice el horizonte ético de nuestra estructura social.

Estas microculturas, que lamentablemente han inoculado patrones desdeñables de las sociedades occidental y oriental, han impelido las corrientes que dentro del léxico sociológico se acuñan como tribus urbanas, las cuales no son más que estereotipos que han segmentado la juventud.  Este concepto es insuflado por el mercado de consumo como “el combo” de identidad social para los jóvenes que están abatidos por una crisis de identidad y una pedante actitud hacia su entorno.

Como ya es bien sabido el axioma de la postmodernidad apunta hacia el hedonismo y su lema es “se vale todo que quieras ser o hacer, lo importante es que te sientas bien”, eso pone a nuestra juventud en una muy cómoda pero a la vez peligrosa situación de “libertad” frente a cada opción de vida que se le puede llegar a presentar siendo más vulnerables aquellos quienes debido a su carencia de afirmación en la sociedad no cuentan con un criterio basado en la personalidad firme o la experiencia.

Este fenómeno no es exclusivo de las clases marginadas, en no pocos casos quienes conforman estos grupos son jóvenes pertenecientes a las clases media, media baja y alta que tienen acceso a la educación universitaria y tienen los medios económicos para sostener un estilo de vida y de consumo acorde con la corriente de la tribu a la que pertenecen. Son la incredulidad, la apatía y el cansancio de la juventud frente a las estructuras sociales tradicionales (estado, religión, familia, educación, trabajo) los factores generadores de este aislamiento y ruptura con la sociedad y no un leitmotiv per se.

Es abrumador e impactante ver como la postmodernidad abarca toda la humanidad en alguna medida, permeando el sentimentalismo en todas las áreas de desempeño del individuo y concluir así que la fe cristiana no ha podido permanecer impávida ante esta mutación social lo cual ha originado un cristianismo ligero o “light” auto-diseñado por cada cual; hoy en día se aplican ciertas enseñanzas bíblicas de manera selectiva de acuerdo con el “sentir” de cada persona y/o de cada momento. Visto desde esta perspectiva podremos entender el porqué los jóvenes cristianos se están sumergiendo en estas peligrosas prácticas sin tener en ello un firme propósito, más bien su debilidad de fundamentos, la carencia de “un menú más sólido” y de un acompañamiento más estrecho y minucioso en el proceso de su vida como creyente han convergido en una nueva corriente de muchachos “pseudocristianos” o “postcristianos”.

Increíble, inaceptable e ilógico puede verse como se ha afirmado el pensamiento de las tribus urbanas en las iglesias así se crea equivocadamente que simplemente los jóvenes están adoptando de manera exclusiva su moda estética lo cual ya es descabellado per se. No hay que ir tan lejos para identificar dentro de la grey a niños y jóvenes con la apariencia de Emos, Floggers, Frikis, Grunges, Hardcoreros, Raperos y toda clase de combinación de estos “estilos”.

“Ay de los que á lo malo dicen bueno, y á lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” Isaías 5:20

Los medios de comunicación (internet, televisión, videojuegos, cine…) juegan un importante papel en todo esto, pero no superior al deber y responsabilidad que los padres y comunidades cristianas debemos ejercer siendo los primeros en informar, orientar, enseñar y exigir a las nuevas generaciones la vivencia de los valores cristianos y la desarticulación de los anti-valores impuestos por la época, de ahí que es importante que estemos documentados en todo lo referente a este fenómeno.

“Comprobando lo que es agradable al Señor.  Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas” Efesios 5:10-11

La época postmoderna y todo lo que ella ha infiltrado en nuestras iglesias no es necesariamente irreligioso, lo que sucede es que en las congregaciones se está buscando la trascendencia en fuentes corruptas que no pueden saciar la sed espiritual que, si observamos a fondo, en estos tiempos es mucho mayor y va en aumento debido al anhelo y la cercanía de la parusía.

La misión de los cristianos actuales requiere de la sabiduría que sólo proporciona la Palabra y una vivencia íntima con el Espíritu Santo para poder sobreponer los principios dados por Dios y anular los anti-valores de la época presente y todo aquello que se opone a Jesus, el Cristo. Tenemos que reconocer y saber encausar la espontaneidad de nuestros jóvenes, su inmadurez y fragilidad ante las trampas encubiertas en medio del glamour y el destello de los fugaces encantos del entorno de la misma forma que tenemos que resaltar lo positivo del joven postmoderno mediante un estudio minucioso para poder adecuar su realidad y poder llegar a él objetivamente y para comunicarle las Buenas Nuevas de salvación y acompañarlo en su implementación y vivencia del Evangelio, el cual sigue y seguirá siendo el mismo por siempre. La iglesia del Señor tiene la urgente obligación de estar documentada, informada y capacitada para desenmascarar los peligros que asedian nuestro valioso tesoro –niños y jóvenes- con la premisa de estar  preparada y dispuesta para identificar y renunciar a todo hábito nocivo que esté infiltrándose en el interior de nuestras familias y congregaciones. La indiferencia, el conformismo y la permisividad deben ser inaceptables para quienes creen en la supremacía y amor del Padre, el valor del sacrificio del Hijo y el poder del Espíritu para obtener la victoria que de hecho nos pertenece y es indudable.  

Sirva este artículo como alerta y motivación a que el pueblo cristiano empecemos a incluir en nuestras agendas ministeriales documentación y capacitación para adultos, jóvenes y niños enfocada a la concientización y desarticulación de las conductas nocivas producto de la enfermedad social que ataca a los menos estructurados.

Instruye al niño en el camino que debe andar; y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. Proverbios 22:6